viernes, 16 de mayo de 2014

[Salvattorian Stories #1] Cuando las apariencias importan

Oriana era una persona muy atenta con sus hijos.
Cierta tarde de agosto, uno de ellos, quien iba al primario, la llamó con su característico ¡mami!. Algo temeroso, como esperando el reproche de siempre le dice: para la clase de ciencias sociales tengo que llevar 4 planisferios y 2 mapas de Argentina, es para un trabajo práctico ¿podes ma? por fa!.

Muchas opciones no le quedaron a Oriana, esa madre orgullosa de esas impecables libretas de calificaciones que entregaban cada 3 meses, de esas excelentes notas que sonrojaban de felicidad. Era la incondicional de sus hijos, en especial el menor, en el que le hacía especial marca personal.
Luego de un Berrinche -de Oriana- por la hora del pedido, pues ya eran las 6 de la tarde, y los negocios cerraban en poco tiempo, marchó con prisa al centro de su ciudad, a 45 minutos en colectivo desde su casa.

Con muy poco tiempo de margen y con la típica desesperación materna a cuestas, junto con su bolso, buscó como depredador una librería abierta. La encontró a unos pasos de distancia y entrando como político al banco se abalanzó sobre su showroom.
-¿Tiene planisferios y mapas de Argentina? pronunció una Oriana algo agitada por la frenética cruzada.
-¿Si, de cuál quiere señora? respondió el empleado muy amablemente.
-De todos, porque mi hijo no me dijo de que tipo, dos de cada uno. Contestó Oriana, frenéticamente.
Luego de sacar 12 mapas, le dijo al empleado, telepáticamente Nada más, gracias! dejando al pobre trabajador con una confusión momentánea que recién se le pasó cuando su colega lo golpeó suavemente en el hombreo, señalandole la hora de cierre, de cerrar las cortinas, habían pasado ya 33 minutos de lo ocurrido.

Pero volvamos a la historia de Oriana, llegando a la línea de caja, vio con atención un set de lápices de colores, a buen precio: $14,99. No le dio demasiada importancia y cuando llegó su turno pasó sus compras y se dirigió hacia la parada, sin problemas pudo subir en el bondi, unos minutos después, un hombre con presencia fuera de la media, de voz clara y firme, con demasiada actitud para ser un pasajero normal, empezó con su tradicional parlamento:

Buenas tardes, buenas noches.
me presento, me llamo Ariel
y hoy vengo
con una excelente oportunidad
para niños, profesionales, dibujantes y aficionados
un regalo perfecto para este día del niño [guiño]
tengo aquí entre mis manos, si, si...
un set de 36 lápices de pura calidad
de distintos colores, como el arco iris
hechos de madera seleccionada
de los mejores árboles
extraídos de la imponente
selva amazónica
reforestados para cuidar nuestro hermoso
medio ambiente
hay que cuidar a la doña naturaleza 
[algunas risas y una tos suelta]
y además como regalo
y para hacerla completita completita
le obsequiaré... este sacapuntas
hecho con hojas de acero inoxidable
armazón de aluminio
diseñado para resistir el lápiz más duro
y sacar la punta más filosa.
Todo esto, en una tradicional comercio
costaría cerca de 17 pesos
pero hoy
y solo por hoy
se lo llevará a su casa
a solo.... Si, escuchó bien
catorce pesos!
como oyó, ¡catorce sopes!
Paso a entregar, muchas gracias por su atención
y que disfrute del viaje.

Oriana no resistió semejante discurso, compró el mismo set que hace instantes había rechazado en la librería. ¿Como hacen para venderlo a ese precio? se preguntaba para sus adentros esta macanuda señora.
Llegando a su parada, sin hacer falta que tocara timbre, baja presurosa y marcha rápidamente hacia su casa. La noche ya tapizaba el barrio, mientras las lámparas luchaban sin cuartel contra la oscuridad.

Al llegar, Oriana entregó los mapas y el set a su hijo. Él la miró con felicidad, pero mas tarde pronunció: -gracias má, era para la semana que viene, y ya tengo lápices de colores, pero gracias por el sacapuntas ¿cómo sabías que me hacía falta?.
Su madre, exhausta, quedó sin palabras y colapsó sobre una silla, exhalando profundamente.

Mientras tanto, al otro lado de la ciudad, un empleado algo desorbitado cerraba las persianas del negocio donde trabajaba.


[salvattore paz]

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